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5 febrero, 2021Una pandemia como el COVID-19 nunca será algo sencillo de sobrellevar. Las pandemias nos han impactado como especie a lo largo de toda la historia. A veces el impacto ha sido efímero, otras veces ha perdurado por años. Lo cierto es que los virus y las enfermedades no son algo nuevo para nosotros. Es por eso que cuando el nuevo coronavirus se dio a conocer a finales de diciembre de 2019, la humanidad quedó sorprendida por su rápida propagación y nuestra nula capacidad de respuesta.
Todo esto derivó en una sola «solución aparente»: el confinamiento social. Distanciarnos unos a otros de forma obligatoria hasta que encontremos la forma de contener un virus mortal que atenta en contra de nuestra integridad. Llegar a ser positivo en un contexto como este es algo bastante difícil de alcanzar. Es la primera pandemia de esta magnitud que ocurre en tiempos modernos. La globalización nos ha ayudado a avanzar en conjunto para lograr un futuro más conectado, pero sirvió como arma de doble filo en la propagación de la COVID-19.
Lo que nos define como sociedad es la capacidad que tenemos de salir adelante sin importar qué suceda. Adaptarse a los cambios nos brinda un entendimiento mucho mayor de cómo llegar a ser verdaderamente felices. Se demostró que el entretenimiento es una parte fundamental para la salud mental humana, pero, ¿cómo cambió a raíz de la pandemia?
Consecuencias psicológicas que tardarán años en identificarse
Los esfuerzos unificados que muchas naciones están llevando a cabo para conseguir una vacuna efectiva contra la COVID-19 no tienen precedente alguno en la historia. Y es que esa es una buena forma de describir esta pandemia: un suceso sin precedentes. Nunca en la historia se habían limitado los vuelos internacionales a este nivel. Nunca la movilidad humana individual había estado tan restringida de forma obligatoria en casi todos los países.
Jamás los comercios sufrieron una pausa tan abrupta que los obligó a cerrar, y, lamentablemente, a algunos a quebrar. El bombardeo constante de noticias y las informaciones contradictorias de las autoridades provocaron altos niveles de estrés en la población en general. La incertidumbre reinaba en cada esquina del globo terráqueo, pues parecía inaudito que la única forma de luchar contra este virus fuese estar obligatoriamente encerrados. Era inevitable que la gran mayoría de las personas experimentaran pensamientos de paranoia y de depresión.
No se encontró un escape adecuado a lo que venía siendo este problema, pues no era conveniente. Los gobiernos necesitaban que las personas trabajaran en conjunto para detener la pandemia y poder ralentizar la curva de contagios, pero después ¿qué?
Las plataformas digitales son el único camino
Y es aquí donde entró en juego lo que determinará el futuro de nuestra sociedad a mediano y largo plazo: los canales digitales. No sólo el teletrabajo, los estudios y otros rubros se trasladaron a los medios digitales para sobrevivir, el entretenimiento encontró como solución las plataformas de stream y los canales online. No obstante, acostumbrarse a esto tomaría tiempo. La idiosincrasia de muchos países hace que las personas sean seres sociales que están en constante contacto con amigos, familiares y conocidos. Arrebatar esto de forma abrupta iba, inevitablemente, a traer consecuencias a nivel de psique.
Pero si algo podemos afirmar es que, en esta pandemia, nos dimos cuenta de lo importante que es el entretenimiento. Muchas personas consideran que el ocio y el esparcimiento son actividades complementarias que pueden o no tener un impacto real en la vida de las personas. Esto no es así. Desconectarse de las responsabilidades esporádicamente sirve como una actividad de refugio que nos ayuda a disminuir nuestros niveles de estrés y por ende, mejorar nuestra salud general.
Pero si todos los conciertos están cancelados, todos los restaurantes están cerrados y todas las salas de cine cancelaron sus estrenos, ¿cómo la gente se divertirá? La respuesta fue las plataformas en línea. Medios de películas y series como Netflix incrementaron sus acciones porcentuales de manera estratosférica. Lo mismo pasó con servicios de música como Spotify y Youtube Music, donde la cantidad de usuarios aumentó de forma increíble. Pero en el rubro de la música sucedió algo sin precedentes: conciertos digitales en vivo.
Esta idea hubiese sonado como una locura total hace apenas un par de años, pero ahora es más real que nunca. Los artistas ofrecen conciertos a distancia mediante plataformas de streaming que les permiten presentarse en vivo ante su público sin importar dónde se encuentren. Los videojuegos también subieron su cuota de mercado de forma exponencial, donde aquellos juegos que se basan en experiencias multijugador se convirtieron en absoluta tendencia.
Queda claro que ninguna de estas cosas puede reemplazar el sentimiento de asistir presencialmente a un partido de fútbol o a un concierto en vivo, pero sin duda alguna sirven como el escape que tanto necesitamos en momentos de total incertidumbre.
En el canal de Roylab Stats se puede seguir en tiempo real los contagios por COVID-19 a nivel mundial.